“Las raíces que emergen de los nombres de nuestros pueblos se hunden en las profundidades del tiempo”.
Hasta el año 1000 son dos los testimonios árabes que nos
llegan sobre la lengua vasca. En el primero de 797 sale a relucir en el Pirineo
oscense un tal Marzuq Ibn Uskara (Marzuq hijo de Uskara) y en el segundo de
941, describiendo el paisaje pamplonés, se asegura que “la mayor parte hablan vasco (al-bashkiya), lo que los hace
incomprensibles”. El primer testimonio navarro de la lengua vasca es citado
en Leire como lengua antigua: “Illam
uillam quam antiqui dicebant Izurun”. La primera cita explicita es de 1059 con
motivo de un nuevo topónimo en una compraventa de tierras en Yesa: “Aiessa: unam terram que est in loco quod
dicitur de Basconea lingua Mussiturria”.
La toponimia mayor (pueblos, ríos y montes) tiene un amplio espacio
de utilización, mientras la menor (regatas, eras) gira, por el contrario, alrededor
del vecindario, sirviéndoles de orientación para desplazarse sobre el terreno.
La primera es la que más pistas nos puede dar para aproximarnos al pasado
lingüístico de nuestra comunidad, ya que ofrece una mayor resistencia a
cualquier tipo de cambio. La sensación es que las raíces que emergen de los
nombres de nuestros pueblos se hunden en las profundidades del tiempo. Solo en casos
muy particulares, como el de Puente la
Reina/ Gares, sufre una alteración drástica.
Nombres transcritos en euskera y primer año de cita:
Adios 1159. Seguramente ‘propiedad de una
persona llamada *Adi’ con el sufijo –oz de pertenencia.
Añorbe 1083: Mitxelena cita il(h)ar, illar, iñarra, como ‘brezo’. La
voz es también muy típica del valle, ya que ilarraca/
illaraca se le ha llamado
tradicionalmente al brezo y a la seta de brezo, muy abundante en nuestros
montes. Dice Mitxelena que “la forma
primitiva, o resultante de disimilación, es *iñar”. Comparese Añarbe, Añorga. Añorbe, con el sufijo -be ‘debajo’, vendría a significar ‘bajo
el brezal’.
Argiñaritz 1099. Procede de un antropónimo, probablemente
Argeus > Arginaricus, con el
sufijo de pertenencia -iz. Desde *Argiñanitz, como ha sucedido con Mizkina > Mezkiritz.
Artazu 1093. Desde arte ‘encina’, con el sufijo abundancial –tzu, por lo que viene a significar ‘abundante en encinas’.
Compárese Artaxo, Artaso, Artaxoa/
Artajona.
Biurrun 1098: Desde bi(h)ur ‘torcido’, aunque se podría precisar más como ‘recodo’. El
concepto romance de retortillo o tortillo también se utiliza como
topónimo: Retortillo de Soria o el río Tortillo en Ciudad Real. Comparese Bihurco en 1057 en Araba. También desde bihurri/ bihurda ‘corregüela’ o
‘abrazadera’, planta muy común en la zona. Si -un significa ‘lugar’, Biurrun bien podría querer expresar ‘lugar
de corregüelas’.
Etxarren s. XII, 1257: De *etxa-barren, de etxe ‘casa’ y barren,
‘recinto de casas’. Posteriormente se ha extendido la voz echarrenchulo, como segundo elemento zulo ‘agujero’, por estar el pueblo situado en una vaguada.
Eneritz 1079. Quizá ‘propiedad de una persona
llamada *Ener’, con el sufijo –iz de pertenencia. Compárese
protoeuskera ennegensis y medieval Enneco.
Gares 1244: ‘Propiedad de una persona
llamada Garro’ (véase capítulo 5).
Girgillao 1218. Aunque la variante vasca de
Guirguillano no está documentada, esta habría evolucionado de la misma manera
que Galdakano > Galdakao. Se
proponen los nombres de Girgillus o Virgilius más sufijo latino -ain de pertenencia.
Legarda 1095. Probablemente ‘lugar de
grava’. Del vasco legar ‘grava’ y el sufijo locativo -eta. Quizá desde Legarreta,
como Galarreta > Gallarta.
Mañeru 1046: Mnyyr 924. Podría ser un derivado del latín ba(l)neum ‘baño’, con el frecuente cambio de b a m, como Mañaria. En Pamplona existe la Calle Mañueta
donde existieron unos baños públicos. Desde 1213 aparece atestiguado en Mañeru el
topónimo urveroeta ‘aguas calientes’.
Muru Artederreta 1280: Desde muru ‘collado’, arte
‘encina’, ederra ‘hermoso’, -eta ‘lugar’: ‘collado del encinar
hermoso’.
Muruzabal 1159: De muru ‘muralla’, ‘collado’ y zabal
‘amplio’. Vendría a significar algo así como ‘altiplano’.
Obanos 978. Ninguna de las variantes de
Obanos acaba en -oz, como sucede con
otros pueblos, por lo que se suele dudar de su relación con este tipo de
sufijos de pertenencia. Si así fuera su significado sería el de ‘lugar de
propiedad de una persona llamada *Oban’.
Compárese Ubani y Obantzea.
Olkotz 1097. Quizá una variante del
documentado Olcius, la propiedad de
una persona llamada *Olco, con el
sufijo –oz de pertenencia. Algunos lo
relacionan con celta Elke ‘campo
cultivado’ y la ceca olkairun.
Puente la Reina 1122. Que en documentos de 1085,
1106 y 1116 se le llame Ponte (de) Arga
no dice mucho en favor de la supuesta denominación original de Puente la Reina.
En los documentos posteriores al fuero de 1122 sí comienza a aparecer como Ponte Regine. Yo más bien me inclinaría
por derivarlo de Puente Larraina,
‘Puente de las eras’. En Euskal Herria hay mucho La Reina y La Reineta (Larrañeta).
Tirapu 1002. Quizá desde el latín privatum ‘privado’, del mismo modo que
la localidad labortana de Biriatu. Compárese
Tirapegi o Tirapaldea.
Ukar 1077. Quizá desde u(h)ar, u(h)arre, ugarre ‘agua turbia,
torrencial’, ‘torrente’, de (h)ur
‘agua’ y arre ‘gris, pardo’. Compárese
Ugar, Ugaho.
Uterga 1159. Quizá de la planta ote/ ota ‘argoma’, como Añorbe ‘brezal’, Biurrun ‘lugar de corregüelas’, Artazu
‘encinar’.
Zirauki 1046. La variante medieval Ciroqui podría delatar una etimología
desde zil(h)o/ zulo ‘agujero’. La población de Cilaurren tiene una diptongación parecida al caso de Ciroqui > Cirauqui. Aquí tomaría el sentido de ‘depresión’ del terreno. Compárese
Zularna
y Zularana. Otros lo relacionan con xirau ‘lución, serpiente de vidrio’, que
me aprece una etimología bastante rebuscada.
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