2022(e)ko ekainaren 5(a), igandea

Capítulo 9. TOPONIMIA MAYOR

Las raíces que emergen de los nombres de nuestros pueblos se hunden en las profundidades del tiempo”.





Hasta el año 1000 son dos los testimonios árabes que nos llegan sobre la lengua vasca. En el primero de 797 sale a relucir en el Pirineo oscense un tal Marzuq Ibn Uskara (Marzuq hijo de Uskara) y en el segundo de 941, describiendo el paisaje pamplonés, se asegura que “la mayor parte hablan vasco (al-bashkiya), lo que los hace incomprensibles”. El primer testimonio navarro de la lengua vasca es citado en Leire como lengua antigua: “Illam uillam quam antiqui dicebant Izurun”. La primera cita explicita es de 1059 con motivo de un nuevo topónimo en una compraventa de tierras en Yesa: “Aiessa: unam terram que est in loco quod dicitur de Basconea lingua Mussiturria”.

La toponimia mayor (pueblos, ríos y montes) tiene un amplio espacio de utilización, mientras la menor (regatas, eras) gira, por el contrario, alrededor del vecindario, sirviéndoles de orientación para desplazarse sobre el terreno. La primera es la que más pistas nos puede dar para aproximarnos al pasado lingüístico de nuestra comunidad, ya que ofrece una mayor resistencia a cualquier tipo de cambio. La sensación es que las raíces que emergen de los nombres de nuestros pueblos se hunden en las profundidades del tiempo. Solo en casos muy particulares, como el de Puente la Reina/ Gares, sufre una alteración drástica.

Nombres transcritos en euskera y primer año de cita:

Adios 1159. Seguramente ‘propiedad de una persona llamada *Adi’ con el sufijo –oz de pertenencia.

Añorbe 1083: Mitxelena cita il(h)ar, illar, iñarra, como ‘brezo’. La voz es también muy típica del valle, ya que ilarraca/ illaraca se le ha llamado tradicionalmente al brezo y a la seta de brezo, muy abundante en nuestros montes. Dice Mitxelena que “la forma primitiva, o resultante de disimilación, es *iñar”. Comparese Añarbe, Añorga. Añorbe, con el sufijo -be ‘debajo’, vendría a significar ‘bajo el brezal’.

Argiñaritz 1099. Procede de un antropónimo, probablemente Argeus > Arginaricus, con el sufijo de pertenencia -iz. Desde *Argiñanitz, como ha sucedido con Mizkina > Mezkiritz.

Artazu 1093. Desde arte ‘encina’, con el sufijo abundancial –tzu, por lo que viene a significar ‘abundante en encinas’. Compárese Artaxo, Artaso, Artaxoa/ Artajona.

Biurrun 1098: Desde bi(h)ur ‘torcido’, aunque se podría precisar más como ‘recodo’. El concepto romance de retortillo o tortillo también se utiliza como topónimo: Retortillo de Soria o el río Tortillo en Ciudad Real. Comparese Bihurco en 1057 en Araba. También desde bihurri/ bihurda ‘corregüela’ o ‘abrazadera’, planta muy común en la zona. Si -un significa ‘lugar’, Biurrun bien podría querer expresar ‘lugar de corregüelas’.

Etxarren s. XII, 1257: De *etxa-barren, de etxe ‘casa’ y barren, ‘recinto de casas’. Posteriormente se ha extendido la voz echarrenchulo, como segundo elemento zulo ‘agujero’, por estar el pueblo situado en una vaguada.

Eneritz 1079. Quizá ‘propiedad de una persona llamada *Ener’, con el sufijo –iz de pertenencia. Compárese protoeuskera ennegensis y medieval Enneco.

Gares 1244: ‘Propiedad de una persona llamada Garro’ (véase capítulo 5).

Girgillao 1218. Aunque la variante vasca de Guirguillano no está documentada, esta habría evolucionado de la misma manera que Galdakano > Galdakao. Se proponen los nombres de Girgillus o Virgilius más sufijo latino -ain de pertenencia.

Legarda 1095. Probablemente ‘lugar de grava’. Del vasco legar ‘grava’ y el sufijo locativo -eta. Quizá desde Legarreta, como Galarreta > Gallarta.

Mañeru 1046: Mnyyr 924. Podría ser un derivado del latín ba(l)neum ‘baño’, con el frecuente cambio de b a m, como Mañaria. En Pamplona existe la Calle Mañueta donde existieron unos baños públicos. Desde 1213 aparece atestiguado en Mañeru el topónimo urveroeta ‘aguas calientes’.

Muru Artederreta 1280: Desde muru ‘collado’, arte ‘encina’, ederra ‘hermoso’, -eta ‘lugar’: ‘collado del encinar hermoso’.

Muruzabal 1159: De muru ‘muralla’, ‘collado’ y zabal ‘amplio’. Vendría a significar algo así como ‘altiplano’.

Obanos 978. Ninguna de las variantes de Obanos acaba en -oz, como sucede con otros pueblos, por lo que se suele dudar de su relación con este tipo de sufijos de pertenencia. Si así fuera su significado sería el de ‘lugar de propiedad de una persona llamada *Oban’. Compárese Ubani y Obantzea.

Olkotz 1097. Quizá una variante del documentado Olcius, la propiedad de una persona llamada *Olco, con el sufijo –oz de pertenencia. Algunos lo relacionan con celta Elke ‘campo cultivado’ y la ceca olkairun.

Puente la Reina 1122. Que en documentos de 1085, 1106 y 1116 se le llame Ponte (de) Arga no dice mucho en favor de la supuesta denominación original de Puente la Reina. En los documentos posteriores al fuero de 1122 sí comienza a aparecer como Ponte Regine. Yo más bien me inclinaría por derivarlo de Puente Larraina, ‘Puente de las eras’. En Euskal Herria hay mucho La Reina y La Reineta (Larrañeta).

Tirapu 1002. Quizá desde el latín privatum ‘privado’, del mismo modo que la localidad labortana de Biriatu. Compárese Tirapegi o Tirapaldea.

Ukar 1077. Quizá desde u(h)ar, u(h)arre, ugarre ‘agua turbia, torrencial’, ‘torrente’, de (h)ur ‘agua’ y arre ‘gris, pardo’. Compárese Ugar, Ugaho.

Uterga 1159. Quizá de la planta ote/ ota ‘argoma’, como Añorbe ‘brezal’, Biurrun ‘lugar de corregüelas’, Artazu ‘encinar’.

Zirauki 1046. La variante medieval Ciroqui podría delatar una etimología desde zil(h)o/ zulo ‘agujero’. La población de Cilaurren tiene una diptongación parecida al caso de Ciroqui > Cirauqui. Aquí tomaría el sentido de ‘depresión’ del terreno. Compárese  Zularna y Zularana. Otros lo relacionan con xirau ‘lución, serpiente de vidrio’, que me aprece una etimología bastante rebuscada.



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